miércoles, 29 de noviembre de 2017

VISITA AL CASTILLO MARROQUÍN

En noviembre los estudiantes y algunos docente de bachillerato de la IE Fonquetá visitaron El Castillo Marroquín  lo que  motivo a los jóvenes a conocer sobre la historia del lugar.



Este castillo tiene el nombre en honor al primer propietario: José Manuel Marroquín Ricaurte, ex presidente de la República y escritor de novelas, quien lo recibió como obsequio de sus hijos. Según el periódico El Tiempo
“ Los primeros habitantes de esos terrenos fueron los Muiscas, quienes adoraron, allí, a la diosa Chía. En sus inicios fue fuente de inspiración para las novelas y demás escritos del ex presidente, quien en esa época pasaba de los 70 años. Corre el rumor de que allí se concretó la venta de Panamá”.
Se dice que doña Trinidad Ricaurte y Nariño salió en busca de una ruana para protegerse del frío pero la señora jamás volvió lo que se convirtió en leyenda Cuando la familia Marroquín decidió vender la construcción, los nuevos compradores no pudieron habitarla debido a que los espantos hacían de las suyas.Después de varios usos, se instaló un sanatorio mental, que fue desarticulado cuando dos pacientes se ahorcaron y en 1970, el señor Guillermo Villasmil compró la propiedad la remodeló y decoró. Hizo un recorrido por los anticuarios, desde Puerto Rico hasta Argentina buscando cada mueble y accesorio. El día de la inauguración, mientras volaba de regreso, su avioneta se estrelló. Villasmil murió.La arquitectura diversa, accesorios y espantos, así como los muebles franceses son más antiguos que  el castillo: hay lámparas colgantes con mil y una lágrimas de cristal, consolas y cómodas en madera exquisitamente talladas y algunas paredes tapizadas en seda. También se conserva una armadura completa con lanza y espada, que perteneció al Rey Fernando IV y data de 1816.
El piso, originalmente en piedra semipública, se cubrió con alfombras. Las instalaciones se dividen en dos plantas. En la primera, se disponen las salas con muebles muy antiguos, los comedores, la amplísima cocina y tres habitaciones con accesorios que le dan un especial toque de la elegancia del siglo pasado. La segunda planta es un apartamento de una alcoba inmensa (la cama tiene más de dos metros de ancho): el vestier es casi tan grande como la habitación, baño privado con tina en minibaldosas, un comedor privado y la entrada a la torre.Esta información fue tomada de http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-952668            

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